MOLWICK

Gestión del conocimiento

La inteligencia como capacidad lógico matemática realiza la gestión del conocimiento o memoria. Las fuentes del conocimiento.

Portada del libro Inteligencia, Intuición y Creatividad. Diosa egipcia Nut con el Sol encima de su cabeza.

INTELIGENCIA, INTUICIÓN Y CREATIVIDAD

TEORÍA COGNITIVA GLOBAL

Autor: José Tiberius

 

 

3. Inteligencia elegante y gestión del conocimiento

En este punto vamos a estudiar el comportamiento o funcionamiento de la inteligencia relacional al producir respuestas o conclusiones sobre la base de determinada información, bien sea de procedencia exterior, interior o mixta.

Este comportamiento refleja una clara finalidad de optimización de la eficacia de los procesos como si se tratara de una inteligencia competitiva.

San Diego (Imagen de dominio público)
Vista panorámica de San Diego

3.a) Funciones automáticas o inconscientes

  • Los preconceptos y las emociones

Los preconceptos no son, ni mucho menos, negativos en sí mismos, al contrario, son necesarios para evitar la repetición de pensamientos y razonamientos mentales constantemente; precisamente por su función, los preconceptos pueden actuar como un verdadero límite del conocimiento o de su innovación.

El cerebro humano cuando ha desarrollado una idea suficientemente y ha llegado a una conclusión la incorpora a la memoria para no tener que repetir todo el proceso. Normalmente los preconceptos más importantes se cargan en la memoria inmediata todos los días, formando en realidad una parte importante de lo que se denomina "el carácter de una persona".

En materia informática, los preconceptos los podríamos asimilar a enlaces directos, asociación de archivos u otros mecanismos semejantes.

Una de las primeras características que resaltan de los ordenadores es su capacidad para repetir o ejecutar instrucciones previamente grabadas, su automatismo; pero para ello necesitan de la existencia de un programa y su carga en memoria.

El cerebro humano es mucho más potente que cualquier ordenador actual pero también necesita la existencia de programas previamente desarrollados y su "carga en memoria operativa o inmediata" para poder actuar. En cierta forma son similares a los preconceptos pero de carácter funcional y, normalmente, serán programas o funciones pequeñas o conjunto de los mismos.

Veamos algunos ejemplos muy comunes:

  • Conducir un coche.

    Cuando no estamos conduciendo, el conjunto de conocimientos y experiencias sobre el conducir están grabados en nuestro cerebro pero no se encuentran activos, al subirnos a un coche se activarán o se harán más conscientes o se cargarán en memoria operativa, este proceso será mucho más intenso si nos hemos subido en el asiento del conductor.

     

  • Seguridad personal.

    Otro ejemplo clarificador puede ser la diferencia en cuanto a control de nuestro entorno cercano en función de si estamos relajados o no. En caso de problemas de seguridad se cargará un programa de seguridad que afectará al funcionamiento de los sentidos y a la capacidad de respuesta rápida de gran parte de los músculos de nuestro cuerpo; por supuesto, no nos estamos refiriendo al efecto que produce la adrenalina.

  • Idiomas y lenguaje activo.

    Las personas que hablan idiomas saben perfectamente que cuando no se practica un idioma se pierde muchísimo, pero que se recupera casi milagrosamente con un poco de practica adicional; este efecto es mucho más acentuado cuando se hablan más de un idioma extranjero porque tienden a sustituirse dada la capacidad limitada de la mente, que no puede mantener activos tantos conceptos y estructuras gramaticales diferentes.

    Parece razonable suponer que el cerebro carga todos los días al despertarnos aquellos programas o datos que sabe que va a utilizar a lo largo de todo el día.

    Siguiendo la misma lógica, el conjunto de palabras que habitualmente hablamos estará en relación directa con nuestro potencial medio. Es decir, en la medida que se ha ido desarrollando nuestro cerebro, el número de palabras de un idioma ha ido aumentando.

  • Emociones.

    Abundando en la misma lógica funcional, otros programas de reacción urgente los pondrá en un lugar especial para su rápido reconocimiento como parece ser una de las funciones de la parte del cerebro humano llamada Tálamo, que controla las emociones; entendiendo por emociones las reacciones bioquímicas ante ciertos estímulos con independencia de los sentimientos que las puedan o no acompañar.

Naturalmente los programas han de ser previamente desarrollados y con cada nueva experiencia se enriquecen y perfeccionan, en otras palabras, evolucionan. Al igual que un programador va perfeccionando su obra hasta conseguir un nivel determinado.

La potencia del cerebro se incrementa notablemente con esta automatización, la velocidad de respuesta será muy superior por dos causas.

La primera, porque la información de entrada se coloca directamente en los campos preparados de los subprogramas o funciones y una vez recibidos todos los datos, se dispara automáticamente la operación concreta.

La segunda, porque basta con unas pocas respuestas del sistema para validar la salida o resultado de la operación. En este sentido la rapidez puede ser similar o incluso superior al de las respuestas ultrarrápidas del gestor del lenguaje.

Además de los ejemplos del apartado anterior, se pueden indicar otros donde se pueden percibir con facilidad estos procesos:

  • Mecanografía.

    Un caso curioso de constante mejora de los programas es que, cuando uno está aprendiendo a escribir a máquina y lo deja una temporada, al continuar con el aprendizaje se encuentra con una agradable sorpresa: en lugar de haber empeorado con la inactividad, ha mejorado. Ello es debido a que el cerebro humano y las células en general, dedican una gran parte de su vida a su reordenación, simplificación, racionalización y mejora sin que nuestro consciente se percate.

  • Sueños.

    También hemos examinado, al hablar de la optimización del funcionamiento del cerebro, la función de parte de los sueños que tenemos.